Salida 20 de Mayo travesía Frigiliana-Nerja «Rio Chillar»

 

FRIGILIANA-RÍO CHILLAR

Sierra de Almijara

Parque Natural de las sierras de Tejeda, Almijara y Alhama.

 

Inicio: Frigiliana. Plaza del Ingenio.

Final: Nerja, parada bus línea.

Distancia: 15 Kilómetros aproximadamente, recorrido muy lento por el río.

Tiempo: 6-7 horas aproximadamente.

Guías: Salvador Ruiz (tfno. 638-302073) y Francisco Pérez Carvajal (tfno. 610-465258) 

Dificultad: Media. El tramo entre el río Higuerón y el río Chíllar, por la sierra de Enmedio, discurre por una senda que presenta en ocasiones pendientes importantes, especialmente el ascenso desde el valle del Higuerón hasta el collado donde se desvía la senda de la cuesta del Sordo, con 200 metros de desnivel en un trayecto muy reducido.

 

Recomendaciones: 

Una gran parte de esta ruta se hace por el cauce del río Chíllar que trae agua todo el año. Se necesita pues un calzado adecuado, como zapatillas de deporte o unas botas viejas, para caminar tanto por carril o senda como por el agua, traje de baño y una camiseta. Hay que llevar calzado de repuesto –se puede dejar en el autobús- para cambiarnos al final del itinerario.

 

Descripción:

Es una ruta con dos tramos claramente diferenciados: El primero por las sierras que separan el río Higuerón del río Chíllar, con algunas subidas pronunciadas y hermosas vistas de la costa de Nerja; y la segunda, un descenso suave por el mismo cauce del río Chíllar, famoso por sus cahorros, espectaculares estrechamientos entre rocas caliza.

Partimos del aparcamiento que hay en la plaza del Ingenio de Frigiliana, merece una visita la parte alta de este precioso pueblo, bajaremos al río Higuerón aguas arriba hasta una gran balsa de agua, conocida como alberca del Batán.

En este trayecto veremos a nuestra izquierda una acequia. Este canal trae el agua desde la alberca del Batán y también recoge la que se vierte de la acequia de Lizar desde un centenar de metros de altura en imponente cascada coronada por la blancura de las casitas de la parte alta de Frigiliana. La acequia de Lizar movía el ingenio del que toma nombre la plaza de Frigiliana y se despeñaba luego. Hoy depende de los turnos de riego que caiga hasta el Higuerón o vaya a regar las huertas al Oeste de Frigiliana.

Llegamos a la antigua alberca del Batán, nombre que ha tomado sin duda de la máquina de mazos que habría en el antiguo molino de papel al cual alimentaba la alberca. El Ingenio y El Batán son los restos que quedan de la antigua industria de Frigiliana. Nada más pasar la alberca, a la derecha, anunciada por un cartel que indica “Fuente d Esparto”, comienza el sendero que cruza la sierra de Enmedio, conocida como senda de Frigiliana al río Chíllar.

Toca ahora subir por el sendero mencionado, por un tramo bastante pendiente hasta llegar a un collado donde obtendremos vistas formidables del valle del Chíllar y de la costa y población de Nerja. Hay que superar un desnivel de casi 200 metros pero al hacerlo por la ladera norte, más umbría y fresca, se hace bastante llevadero. Justo en el collado se desvía hacia el sur la senda de la cuesta del Sordo. Nosotros continuamos en dirección noreste buscando el valle del Chíllar, que queda a tres kilómetros. Este tramo es ya más suave, pero presenta el inconveniente de que discurre por la ladera de solana, mucho más cálida. Hay que superar dos collados de 462 metros y 522 metros respectivamente, entre los que se sitúan los barrancos Ancho y del Espejo. Finalmente un pronunciado descenso nos llevará hasta el mismo cauce del Chíllar.

El resto del recorrido consiste en seguir el cauce del Chíllar, aguas abajo, hasta las cercanías de la población de Nerja. En principio se puede caminar bien por la orilla de la margen izquierda, o bien por la senda acuática de su cauce hasta dar con una pequeña poza en la que cae todo el caudal del río formando una cascada, y donde se puede tomar un baño. El río desciende en dirección Sureste y cambia claramente a dirección Suroreste en el punto que se une a nuestra izquierda un barranco que cae desde la cuesta de los Galgos. Los grandes pedruscos del río nos obligan a dejar el cauce por nuestra izquierda, para volver del nuevo al mismo unos metros más adelante.

El encajonamiento del río discurre entre una vegetación exuberante, casi selvática, que coloniza el poco terreno llano, sin agua, existente entre la corriente y los empinadísimos, casi verticales, taludes. El agua es aquí la única alternativa de paso y por esa inusual senda continuamos entre sauces de hoja ancha y estrecha, higuerillas que crecen buscando la luz, zarzas, emborrachacabras, aladiernos, bojes, adelfas, durillos, mirtos, lentiscos, pinos carrascos en los taludes y, al lado del agua, las cañaveras y carrizos formando túneles que se han de pasar agachados. Los mirtos crecen en grandes masas como quizá en ninguna otra parte de Málaga, ofreciendo su blanca floración en junio-julio.

Trepa la hiedra por las rocas y pinos mientras que la zarzaparrilla, clemátide, canduerca, candilillo, madreselva implexa y brionia prefieren zarzas y cañas. Pegados a los paredones rocosos crece el culantrillo de pozo, y cerca de ellos el rusco y la brecina. Se pueden ver lavanderas cascadeñas, currucas capirotadas, chochines y con suerte, al esquivo mirlo acuático.

Caminamos alternativamente sobre el lecho seco o por el agua del río a través de un camino que se abre paso entre adelfas, bayones, cañaveras, carrizos y tamarices hasta el comienzo de una garganta rocosa por la que se introduce el Chíllar.

Estas gargantas estrechas reciben en la Axarquía el nombre de cahorros. La apertura por donde se cuela el río, más que garganta es una grieta en la roca, pues en muchos lugares no tiene más de dos metros de anchura mientras que de altura puede tener 15 o 20. En este tramo está uno de los principales encantos de la ruta.

Llegamos a una central hidroeléctrica, rodeada de eucaliptos. Esta central llamada “Salto Grande” está en activo y suministra energía eléctrica a Frigiliana. Aquí el Chíllar trae un buen chorro de agua que se une al que sale de la central procedente de más de 250 metros de altura. En los años secos, todo el caudal es canalizado por una presa hacia la acequia que más abajo forma una gran cascada, pero en los años lluviosos parte del caudal continúa río abajo. Los cahorros son una auténtica belleza natural, el caminar por el agua una gratísima experiencia, la presa y el canal que conduce el agua es una muestra del dominio humano sobre el agreste medio.

Poco después de la central llegamos a una blanca cantera que ha hecho aumentardesmesuradamente el cauce por el que proseguimos, acompañados de pino carrasco, zarzamoras y cañaverales. El ahora polvoriento camino del cauce del Chíllar acaba en asfalto, y por un estrecho carril en cuesta llegaremos a la parada del autobús, cerveza y regreso.

 

Salvador Ruiz

 

 

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